Nublado por la mañana como siempre, animado y con algo de frío por el ascendente camino inundado de perfume de olivos, la misma puerta, la misma sonrisa, el sol de mediodía y la comida mirando un árbol lejos de todos. Un niño dando vueltas y una llamada telefónica, de nuevo lejos, una palta y un pan acompañan la canción que todos los días me despierta y me duerme en la humildad de mi cuarto, la bicicleta nuevamente, bajo a toda velocidad pero jamás logro superar al viento…; y el viento arrecia los nublados domingos sobre la arena de la playa…, solo nuevamente converso con los pájaros, lejos en un invierno de mentira sangrando por la primera herida, sangrando nuevamente de noche mientras camino por la ciudad, la canción me espera para dormirme nuevamente pensando en lejanías y en volver a sonreír, y el perfume del té de moras inundando mis tardes y mis mañanas…
